El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es un retrovirus que ataca específicamente el sistema inmunológico del organismo, principalmente las células T CD4+, que son fundamentales para la defensa contra infecciones y enfermedades. Este virus se transmite a través del contacto con fluidos corporales infectados como sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna. Una vez que ingresa al organismo, el VIH se integra en el ADN de las células huésped, reproduciéndose constantemente y debilitando progresivamente las defensas naturales del cuerpo. Sin tratamiento adecuado, el sistema inmunológico se deteriora gradualmente, dejando al paciente vulnerable a infecciones oportunistas y ciertos tipos de cáncer que normalmente serían controlados por un sistema inmune saludable.
Es fundamental distinguir entre VIH y SIDA, ya que no son términos intercambiables. El VIH es el virus causante de la infección, mientras que el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) representa la fase más avanzada de la infección por VIH. Una persona puede vivir con VIH durante años sin desarrollar SIDA si recibe tratamiento antirretroviral adecuado. El SIDA se diagnostica cuando el recuento de células CD4+ cae por debajo de 200 células por microlitro o cuando aparecen infecciones oportunistas específicas, independientemente del recuento de CD4+.
La infección por VIH progresa a través de tres fases distintas. La fase aguda ocurre entre 2-4 semanas después de la infección, caracterizada por síntomas similares a la gripe y alta carga viral. La fase crónica o de latencia clínica puede durar varios años, durante la cual el virus se reproduce lentamente y muchas personas permanecen asintomáticas. Finalmente, la fase SIDA se desarrolla cuando el sistema inmunológico está gravemente comprometido. Con tratamiento antirretroviral efectivo, muchas personas pueden mantener la infección en la fase crónica indefinidamente, evitando la progresión al SIDA y manteniendo una calidad de vida normal.
Los síntomas del VIH varían según la fase de la infección. Durante la infección aguda pueden aparecer fiebre, dolor de garganta, erupciones cutáneas, dolores musculares y articulares, y ganglios linfáticos inflamados. En la fase crónica, muchas personas permanecen asintomáticas o experimentan síntomas leves e inespecíficos. Las manifestaciones más graves aparecen cuando la infección progresa hacia el SIDA, incluyendo:
Los ITIAN constituyen una de las familias fundamentales de medicamentos antirretrovirales disponibles en el sistema sanitario español. Estos fármacos actúan bloqueando la enzima transcriptasa inversa del VIH, impidiendo que el virus convierta su ARN en ADN. Entre los ITIAN más utilizados en España se encuentran el tenofovir, emtricitabina, abacavir y lamivudina. Estos medicamentos se administran generalmente en combinación con otros antirretrovirales como parte de la terapia antirretroviral altamente activa (TARGA). Su eficacia ha sido ampliamente demostrada en la supresión de la carga viral cuando se utilizan correctamente.
Los ITINAN representan otro grupo esencial de antirretrovirales financiados por el Sistema Nacional de Salud español. A diferencia de los ITIAN, estos fármacos se unen directamente a la transcriptasa inversa, cambiando su forma y bloqueando su función. Los ITINAN más prescritos incluyen efavirenz, rilpivirina y doravirina. Estos medicamentos son especialmente valorados por su potencia y por estar disponibles en formulaciones de combinación que simplifican el régimen de tratamiento. Su uso ha contribuido significativamente a mejorar la adherencia terapéutica y los resultados clínicos en pacientes españoles con VIH.
Los inhibidores de la proteasa bloquean la enzima proteasa del VIH, impidiendo que el virus produzca nuevas partículas infecciosas. Estos medicamentos han sido fundamentales en el tratamiento del VIH desde los años 90. Entre los más utilizados en España se encuentran darunavir, atazanavir y lopinavir. Generalmente se administran junto con ritonavir o cobicistat para potenciar su efectividad. Aunque son muy eficaces, pueden presentar efectos secundarios como alteraciones gastrointestinales y cambios en el perfil lipídico, por lo que requieren seguimiento médico regular.
Los inhibidores de la integrasa representan la clase más moderna de antirretrovirales, actuando sobre la enzima integrasa que permite al VIH insertar su material genético en las células CD4+. Medicamentos como dolutegravir, elvitegravir y bictegravir se han convertido en opciones de primera línea debido a su alta eficacia y mejor perfil de tolerabilidad. Estos fármacos muestran una barrera genética elevada a la resistencia y presentan menos interacciones medicamentosas. Su rápida acción y mínimos efectos secundarios los convierten en una opción preferente para iniciar el tratamiento antirretroviral.
Los antagonistas del correceptor CCR5, como maraviroc, bloquean la entrada del VIH en las células CD4+ al impedir que el virus se una al correceptor CCR5. Estos medicamentos requieren una prueba previa de tropismo viral para determinar si el VIH del paciente utiliza este correceptor específico. Se reservan principalmente para pacientes con virus resistente a otros tratamientos o en situaciones especiales, siendo una opción terapéutica valiosa en casos de resistencia múltiple.
Las formulaciones de combinación en una sola píldora han revolucionado el tratamiento del VIH al simplificar significativamente la adherencia terapéutica. Estas combinaciones incluyen múltiples principios activos de diferentes clases en un solo comprimido diario. En España están disponibles opciones como efavirenz/tenofovir/emtricitabina, elvitegravir/cobicistat/tenofovir/emtricitabina y dolutegravir/abacavir/lamivudina. La simplicidad posológica mejora la calidad de vida del paciente, reduce el riesgo de olvidos y optimiza la supresión viral. Estas formulaciones representan el estándar de cuidado actual para muchos pacientes con VIH.
En España, las guías clínicas recomiendan esquemas basados en inhibidores de la integrasa como primera opción. Las combinaciones más prescritas incluyen dolutegravir con tenofovir alafenamida y emtricitabina, bictegravir/tenofovir alafenamida/emtricitabina, y elvitegravir/cobicistat/tenofovir alafenamida/emtricitabina. También se considera efavirenz/tenofovir/emtricitabina en determinados casos. La elección específica depende de factores como comorbilidades renales, óseas, cardiovasculares y posibles interacciones medicamentosas. El Sistema Nacional de Salud garantiza el acceso a estos tratamientos de alta eficacia, siguiendo las recomendaciones de GESIDA y las guías europeas EACS.
La selección del tratamiento antirretroviral debe individualizarse considerando múltiples factores clínicos y del paciente. Los aspectos fundamentales incluyen:
La evaluación integral permite optimizar la eficacia virológica mientras se minimiza la toxicidad y se mejora la adherencia terapéutica a largo plazo.
La profilaxis preexposición (PrEP) es una estrategia preventiva altamente efectiva que consiste en tomar medicación antirretroviral antes de una posible exposición al VIH. En España, está disponible principalmente a través del Sistema Nacional de Salud para poblaciones de alto riesgo. Los medicamentos más utilizados incluyen la combinación de tenofovir y emtricitabina. Su eficacia puede superar el 95% cuando se toma correctamente. Es fundamental realizar controles médicos regulares, incluyendo pruebas de función renal y detección de otras infecciones de transmisión sexual durante su uso.
La profilaxis postexposición (PEP) debe iniciarse lo antes posible, idealmente dentro de las primeras 4 horas y nunca después de 72 horas tras una exposición de riesgo al VIH. Consiste en un tratamiento antirretroviral de 28 días que puede prevenir la infección. En España, está disponible en servicios de urgencias hospitalarios las 24 horas. Es esencial completar todo el ciclo de tratamiento y realizar seguimiento médico con pruebas serológicas posteriores.
Los medicamentos preventivos para VIH disponibles en España incluyen combinaciones de antirretrovirales aprobados por la Agencia Española de Medicamentos. Las opciones principales son tenofovir/emtricitabina para PrEP y combinaciones triple para PEP. Estos medicamentos están financiados por el sistema sanitario público para indicaciones específicas y requieren prescripción médica especializada con seguimiento en unidades especializadas en VIH.
Los antirretrovirales pueden producir diversos efectos secundarios que varían según la familia de medicamentos. Los más comunes incluyen trastornos gastrointestinales, cefaleas, fatiga y alteraciones del sueño. Algunos medicamentos pueden causar toxicidad renal, hepática o alteraciones metabólicas como dislipemia. Los efectos neuropsiquiátricos, especialmente con efavirenz, también son relevantes. La mayoría de efectos secundarios son leves y transitorios, mejorando tras las primeras semanas de tratamiento con adecuado manejo médico.
El seguimiento médico regular es fundamental para asegurar la eficacia del tratamiento antirretroviral y detectar precozmente posibles complicaciones. Incluye controles de carga viral, recuento de CD4, función renal y hepática, perfil lipídico y detección de otras patologías. En España, estos controles se realizan en unidades especializadas cada 3-6 meses. El seguimiento permite ajustar dosis, cambiar medicamentos si es necesario y mantener la calidad de vida del paciente.
Los antirretrovirales presentan importantes interacciones con múltiples medicamentos debido a su metabolismo hepático. Las más significativas ocurren con anticoagulantes, anticonvulsivantes, antituberculosos y algunos antibióticos. Es crucial informar a todos los profesionales sanitarios sobre el tratamiento antirretroviral antes de prescribir nuevos medicamentos. Las interacciones pueden reducir la eficacia antiviral o aumentar la toxicidad de otros fármacos.
La adherencia superior al 95% es esencial para el éxito del tratamiento antirretroviral y prevenir resistencias. Esto significa no omitir más de 1-2 dosis al mes. Factores que facilitan la adherencia incluyen regímenes simplificados, educación del paciente, apoyo psicosocial y manejo adecuado de efectos secundarios. Es importante establecer rutinas de toma, usar recordatorios y mantener comunicación abierta con el equipo médico para resolver dudas o dificultades.
Las resistencias virales surgen cuando el VIH muta y se vuelve insensible a los medicamentos antirretrovirales, principalmente por adherencia inadecuada. Una vez desarrolladas, pueden persistir y limitar opciones terapéuticas futuras. El test de resistencias guía la selección de medicamentos más apropiados. La prevención mediante adherencia óptima es la estrategia más efectiva.
Las recomendaciones clave incluyen: