La pérdida de peso saludable se define como una reducción gradual y sostenible del peso corporal, generalmente entre 0,5 y 1 kilogramo por semana. Este proceso debe incluir la pérdida de grasa corporal mientras se preserva la masa muscular, mediante un enfoque equilibrado que combine alimentación nutritiva, actividad física regular y, cuando sea necesario, apoyo farmacológico bajo supervisión médica.
La pérdida de peso controlada aporta numerosos beneficios para la salud. A nivel cardiovascular, reduce la presión arterial, mejora los niveles de colesterol y disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas. Para las personas con diabetes tipo 2, la pérdida de peso puede mejorar significativamente el control glucémico y reducir la necesidad de medicación. Además, contribuye al bienestar general aumentando la energía, mejorando la calidad del sueño y fortaleciendo la autoestima.
El acompañamiento médico profesional es fundamental para garantizar un proceso de pérdida de peso seguro y efectivo. Los profesionales sanitarios pueden evaluar el estado de salud individual, identificar posibles complicaciones, ajustar tratamientos existentes y proporcionar un plan personalizado. Esta supervisión es especialmente crucial cuando se consideran opciones farmacológicas, ya que requieren monitorización regular y ajustes según la respuesta del paciente.
La intervención farmacológica se considera cuando el índice de masa corporal (IMC) es superior a 30 kg/m², o superior a 27 kg/m² en presencia de comorbilidades como diabetes, hipertensión o apnea del sueño. También es una opción cuando los métodos convencionales de dieta y ejercicio no han logrado resultados satisfactorios después de un período adecuado de implementación bajo supervisión profesional.
El orlistat funciona como inhibidor de las lipasas pancreáticas, bloqueando aproximadamente el 30% de la absorción de grasas dietéticas. Está disponible en España en dos presentaciones: Xenical (120 mg) con prescripción médica y Alli (60 mg) como medicamento sin receta. Los estudios clínicos demuestran una pérdida de peso adicional del 2-3% comparado con placebo cuando se combina con dieta hipocalórica y ejercicio.
La liraglutida es un agonista del receptor GLP-1 que ralentiza el vaciado gástrico y aumenta la sensación de saciedad. Saxenda está indicado para adultos con IMC ≥30 kg/m² o ≥27 kg/m² con comorbilidades relacionadas con el peso. Además de la pérdida de peso, puede mejorar el control glucémico y ofrecer beneficios cardiovasculares. Se administra mediante inyección subcutánea diaria con dosis progresiva hasta 3 mg.
Mysimba combina naltrexona, un antagonista opioide, con bupropión, un inhibidor de la recaptación de noradrenalina y dopamina. Esta combinación actúa en el sistema nervioso central reduciendo el apetito y controlando los antojos alimentarios. La dosis se incrementa gradualmente durante cuatro semanas hasta alcanzar la dosis de mantenimiento de dos comprimidos dos veces al día.
En España, todos los medicamentos para la pérdida de peso, excepto Alli, requieren prescripción médica. Es necesaria una evaluación médica completa que incluya:
Orlistat es adecuado para pacientes que consumen dietas con contenido graso moderado y pueden tolerar efectos gastrointestinales. Liraglutida se prefiere en pacientes con diabetes tipo 2 o prediabetes debido a sus beneficios glucémicos adicionales. Mysimba es una opción para pacientes que experimentan antojos intensos o tienen antecedentes de trastornos del estado de ánimo, siempre que no presenten contraindicaciones psiquiátricas.
Las contraindicaciones varían según el medicamento. Orlistat está contraindicado en síndrome de malabsorción crónica y colestasis. Liraglutida no debe usarse en pacientes con antecedentes de pancreatitis o carcinoma medular de tiroides. Mysimba está contraindicado en trastornos convulsivos, hipertensión no controlada, uso de inhibidores de la MAO y trastornos alimentarios. Todos requieren precaución en embarazo, lactancia y poblaciones pediátricas.
Los complementos quemagrasas naturales representan una opción popular para quienes buscan apoyo en su proceso de pérdida de peso. Entre los ingredientes más estudiados encontramos el extracto de té verde, rico en catequinas y EGCG, que pueden ayudar a acelerar el metabolismo. La cafeína, presente en muchos productos, actúa como estimulante natural que puede incrementar el gasto energético y mejorar el rendimiento durante el ejercicio.
La L-carnitina es otro complemento valorado por su papel en el transporte de ácidos grasos hacia las mitocondrias, donde se produce la oxidación de las grasas. Los productos termogénicos funcionan elevando ligeramente la temperatura corporal, lo que puede resultar en un mayor consumo de calorías.
Las fibras como el glucomanano y el chitosán destacan por su capacidad de absorber agua en el estómago, creando sensación de saciedad. Otros ingredientes frecuentes incluyen el cromo, que puede ayudar a regular los niveles de glucosa, y la garcinia cambogia, tradicionalmente utilizada por su contenido en ácido hidroxicítrico.
Es fundamental considerar las posibles interacciones con medicamentos y seguir las recomendaciones de dosificación. Todos estos productos deben complementar, nunca sustituir, una alimentación equilibrada y ejercicio regular.
Los sustitutos de comidas ofrecen una alternativa práctica para mantener un control preciso de las calorías consumidas. Entre las opciones más populares encontramos:
Estos productos están formulados para proporcionar los nutrientes esenciales mientras mantienen un aporte calórico reducido y controlado. Los batidos proteicos, por ejemplo, ayudan a preservar la masa muscular durante la pérdida de peso, mientras que las barritas ofrecen comodidad y portabilidad.
Para obtener mejores resultados, se recomienda sustituir no más de dos comidas principales al día, manteniendo al menos una comida completa y equilibrada. La duración recomendada de uso suele ser de 4 a 12 semanas, siempre bajo supervisión profesional y como parte de un plan integral que incluya actividad física regular.
Antes de iniciar cualquier tratamiento para la pérdida de peso, es fundamental realizar una evaluación médica completa. Esta debe incluir análisis de sangre, evaluación cardiovascular y revisión del historial médico para identificar posibles contraindicaciones. El médico determinará si el paciente es candidato adecuado para el tratamiento farmacológico según su índice de masa corporal y factores de riesgo asociados.
Durante el tratamiento es esencial realizar controles médicos periódicos para evaluar la eficacia y detectar posibles efectos adversos. Se recomienda monitorizar la presión arterial, frecuencia cardíaca, función hepática y renal, especialmente en pacientes con patologías preexistentes. La pérdida de peso debe ser gradual y sostenida, evitando descensos bruscos que puedan comprometer la salud.
Los efectos secundarios más frecuentes incluyen náuseas, dolor de cabeza, estreñimiento, sequedad de boca e insomnio. Es crucial suspender el tratamiento ante signos de alarma como dolor torácico, dificultad respiratoria, cambios de humor severos o reacciones alérgicas. Las poblaciones especiales como embarazadas, mujeres en lactancia y pacientes con enfermedades crónicas requieren supervisión médica especializada y, en muchos casos, están contraindicadas para estos tratamientos.
Los productos para pérdida de peso son más efectivos cuando se combinan con un plan integral que incluya dieta equilibrada y actividad física regular. Es fundamental establecer objetivos realistas y alcanzables, planificando una pérdida de peso gradual de 0.5-1 kg por semana. El cambio de hábitos alimentarios debe ser progresivo y sostenible a largo plazo.
Para evitar recuperar el peso perdido, es esencial mantener los nuevos hábitos adquiridos durante el tratamiento. Se recomienda:
La consulta con profesionales de la salud debe mantenerse durante todo el proceso, especialmente ante cualquier duda o dificultad en el mantenimiento del peso objetivo alcanzado.